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Agotamiento, falta de concentración, cansancio, desgano, astenia, desaliento, debilidad, falta de rendimiento, depresión, son otros de los tantos términos utilizados por los pacientes para referir un estado deteriorado de salud que se instaló progresivamente. Llega a dolores en masas musculares de todo el cuerpo y al diagnóstico difuso de “fatiga crónica” en algunas de sus numerosas consultas, sin que nadie le aclare las causas y hasta medicado con antidepresivos como enfermedad psicosomática que agrega hipotiroidismo como efecto colateral.
Representa uno de los problemas de salud más frecuentes en la actualidad, especialmente en las mujeres, y se presenta sola o asociada a otros problemas de salud. Desde hace muchos años, para investigadores que se ocuparon del tema se trataba de un desarreglo del sistema nervioso por estrés crónico, u hormonal por alteración en el funcionamiento de la glándula tiroides.
Es habitual que tengan asociados otros síntomas, pero el paciente le da más importancia a la imposibilidad de realizar sus tareas por cansancio y falta de concentración, así como a los dolores generalizados que lo incapacitan.
Conocemos ahora a una amplia lista de causas posibles: intoxicación crónica por compuestos químicos orgánicos y/o metales, así como a la intolerancia a los alimentos –en realidad íntimamente ligado a la causa anterior- como las responsables de la sintomatología, muchas veces de intensidad tal que discapacita al paciente para realizar sus labores diarias porque se asocia a depresión, insatisfacción, inseguridad y otros síntomas que el paciente no puede definir con precisión.
Cualquiera de estas causas, solas o asociadas, representan una agresión a las biomoléculas de TODOS los tejidos del cuerpo, con inflamación crónica y alteración en las reacciones bioquímicas necesarias del metabolismo por falta de enzimas que las facilitan, dos causas responsables del cansancio permanente, y del dolor en las masas musculares y articulaciones, provocado por el acúmulo de moléculas tóxicas de la contaminación ambiental sumado al acúmulo de productos de desecho -ácido láctico y carbónico- por déficit de irrigación sanguínea capilar.
El déficit de antioxidantes los lleva al estado de “estrés oxidativo”, que a su vez retroalimenta un déficit de sistema inmunitario con deterioro progresivo del “terreno predisponente”, por lo que hay que cortar en forma inmediata el círculo vicioso.
Conocer en forma exacta y tratar las causas de daño a nivel biomolecular, hace desaparecer la discapacidad, posibilitando recuperar la normalidad en el funcionamiento fisiológico de los tejidos.
Si se le ha diagnosticado Fatiga Crónica, solicítele a su médico que evalúe la posible causa de intoxicación crónica por contaminación ambiental de su organismo, antes de iniciar tratamientos con modernos medicamentos de alta potencia, que como tales se acompañan con muchas contraindicaciones, y de efectos colaterales indeseables.
En la actualidad, el “enfoque médico Biomolecular” es el único que posibilita evaluar el funcionamiento de los tejidos de todo el organismo con el Diagnóstico Biofuncional Computarizado; evaluar el rechazo a alguna comida con la prueba de Tolerancia a los Alimentos; medir las moléculas oxidantes en sangre -radicales libres -; y estudiar la presencia de metales y químicos en el organismo. Sus resultados nos permiten hacer diagnósticos precisos, ya que los estudios de laboratorio habituales, o de rutina, no muestran alteraciones en la mayoría de los casos.